lunes, 21 de julio de 2008

Turkmenistan una contrareloj individual


Más o menos coincide con el día que la Comandante Maxi inició nuevo vuelo en solitario. Sucedió en la frontera jordano-israelí allá a finales del dos mil siete. Desde entonces no levanto cabeza. Se podría llamar una mala racha, aunque va ya camino de un año.

A pesar de saber que cuento con el mejor material que hay actualmente en el mercado para esto de los viajes de largo recorrido no he parado ni un mes de tener problemas. Tras la visita del jefe de mecánicos de Bike Tech, Jeroem, a Istanbul, la bici estaba en perfectas condiciones. Un hijo de su madre turco conduciendo en dirección contraria por la autovía me arrolló. Portabultos roto y alguna alforja rajada. Lo reparé lo mejor que pude pero rompió de nuevo más tarde. De nuevo lo soldé antes de llegar a Mashhad. El día que abandonaba esta ciudad santa para los chiítas, tras la batalla ganada de la visa turkmena, otro conductor me golpeó por detrás. Salí volando, como la comandante Maxi, y aterricé en el suelo. Nada serio en mi piel, aunque Kogadonga lo pagaría de nuevo. Otra vez el portabultos trasero roto y algún radio partido. La bici es un tanque, porque no entiendo como no le pasó nada más tras el golpe a sesenta kilómetros a la hora.
Mi última noche en suelo iraní la pasé buscando un lugar con luz para reparar la bici. Sin comer y habiendo rechazado la oferta del hotelero que me pedía tres veces el precio real, mi necesidad era solventar el problema mecánico antes de iniciar la contrareloj en solitario en Turkemenistan. Cinco días y quinientos kilómetros de desierto. A las diez y media de la noche conseguí reparar lo mejor que puede a Kogadonga y pedí en un hospital que me dejaran ducharme. Limpio la vida se ve con otra perspectiva.
Turkmenistán me aguardaba con sus más de 50 C y unos canales de irrigación de la era soviética que han creado el moncultivo del algodón produciendo el desastre del Mar Aral. Gracias a haber recuperado mi filtro pude hidratarme obteniendo agua de los canales y filtrándola con el Miniworks de MSR. Aunque el filtro no hace milagros y convierte el agua en cerveza como hubiera sido mi deseo. Beber, aunque sea una sola cerveza, en solitario, es tan triste como ver una película de cine en una sala vacía. Así que preferí aguardar unos días hasta encontrarme de nuevo con Andi y Salva en Bukhara (Uzbekistán) donde brindamos a la salud de Sabine, la ciclista suiza atropellada en Irán, a la salud de Homeini, a la salud del desierto turkmeno y también a nuestra salud. Que no falte salud.
Otro nuevo error de Satlink, la empresa que comercializa Thuraya en España, me ha privado de escuchar a muchos amigos el día de mi cumpleaños. Se han comido mi saldo y no puedo siquiera escuchar los mensajes del buzón de voz o hacer llamadas perdidas. Pero he podido leer todos vuestros mensajes de felicitación en el foro y en mi mail personal, y quería agradeceros enormemente vuestros ánimos. Gracias por esos brindis y espero que también podais ver cumplidos vuestros mayores sueños. Aquéllos que nos tienen despiertos.
Ahora gestiono con la ayuda de Toursa de Oviedo el paquete con los repuestos mecánicos que me envía Bike Tech para seguir pedaleando rumbo a ?? De momento Samarkanda y luego Taskhent, la capital Uzbeka. Allí deberé sentarme con los mapas delante y tomar la decisión de hacia donde seguir. Las opciones están limitadas por los visados y por el invierno que acecha. Kyrgikistan, Kazahastan, China, Tibet, Nepal, India, Pakistan, Afganistan, Tajikistan, Kyrgikistan, Kazahastan, Rusia, Mongolia (verano 2009), es una opción.
Kyrgikistan, Tajikistan, Afganistan, Pakistan, India, es otra.
Y en fin, seguro surgen más sobre la marcha, pues está claro que los planes que uno haga los deshace un bache mal colocado en la ruta, un conductor borracho, o un hermoso rostro asiático que vuelva a hacerme sentir mariposas en el corazón.
Desde Bukhara, Uzbekistán, día 1341 Paz y Bien, el biciclown.