domingo, 9 de marzo de 2008

Tengo y no tengo/ Having and not having (09/03/2008 Turquía)


No tengo que ir corriendo a buscar a mis niños a la escuela, no tengo hora en la peluquería, no debo dar vueltas a la manzana para encontrar aparcamiento, no he de ir al super a llenar un carrito de comida, no he quedado con nadie en el gimnasio..., al atardecer, tan sólo he de buscar un lugar en el que dormir. Imitando a los pájaros que a esa hora regresan a su nido, yo he de buscar el mío. Casi cinco años (si cómputo también el año y medio pedaleando en Sudamérica), que mi mundo no tiene ventanas ni puertas, y que mis responsabilidades son mínimas. Un poco de aceite en la cadena, aire a las ruedas, vigilar los coches que quieren acortarme la vida por la espalda, tratar de buscar un lugar en el que actuar, actualizar la web, responder los correos de los amigos y..., SER FELIZ¡¡¡: una gran responsabilidad.
Estos días en Turquía mi tienda se ha revelado como el mejor hotel y me ha permitido descansar en algunos lugares de ensueño. Con vistas que ni el más rico de los hombres puede soñar, bajo cielos estrellados, con el sol colándose por la tienda a las seis de la mañana y con el despertador natural de los pájaros que me recuerdan que vivo en plena naturaleza. No siempre es fácil dar con un buen emplazamiento para la tienda y, a pesar de las miles de noches acamapando, en ocasiones tardo más de una hora. A veces es una casa en construcción, otras una casa abandonada, otras un sendero casi desapercibido que sale de la carretera principal y por el que me aventuro sin saber muy bien a donde voy, guiado tan sólo por el olfato nómada.
Pocas veces tengo que recurrir a las gasolineras. En parte porque no me gustan, salvo para tomar té. Siempre hay coches que paran a repostar de madrugada, huele demasiado a gasolina, suelen estar sucias y, como digo, salvo para tomar té no las frecuento. En Turquía el té va siempre unido al saludo y viceversa. Al día suelo beber unos 5 ó 6 tés. Todos invitado por la gente del lugar. En las gasolineras, parar a llenar las botellas de agua y tener un vaso de té en la mano es sinónimo. Permanentemente tienen agua hirviendo y, al lado, una tetera con té concentrado que mezclan en pequeños vasitos en proporción de 1 de té por 3 de agua caliente. Los turcos que me voy encontrando son gente muy amable y si no fuera por la barrera del idioma, ya estaría bromeando mucho más con ellos. Pero voy con calma. De momento aprendo los números, los saludos, a dar las gracias (siempre lo primero que aprendo en cualquier idioma es GRACIAS), y poco más. Pero es que últimamente me invitan hasta al internet. En los tres últimos pueblos ha sido así. Parece como si les ofendiera al quererles pagar.
Cuando salí de Chipre lo hice dejando atrás dos nuevos amigos: Mustafá y Levent. Con ellos compartí varios días en la isla, disfrutando de su hospitalidad. Levent ha vivido muchos años en Asia Central y ha aprendido divertidas recetas de cocina que ponía en práctica conmigo. Me acompañaron hasta el barco y, en un gesto rápido, Levent pagó por mí las tasas de salida del país. Otro gesto más de generosidad para con el, hasta hacía cuatro días, desconocido. Al despedirse Mustafa me decía: "no nos olvides". Sería penoso si lo hiciera. A pesar de ser cientos (¿miles?) las personas que me han ayudado, de todos guardo recuerdo en mi memoria y sobre todo en mi corazón.
Hoy he plantado mi tienda entre pinos de montaña, a más de 1.200 metros, con las montañas nevadas como telón de fondo. Afuera el viento aulla y amenaza con darme la nochecita, pero "nunca llovió que no parara". La noche anterior fue peor. Acampado cerca de la vía del tren, comprobé que ese medio de trasporte es muy querido por los turcos. Más de 7 trenes circularon por la noche haciéndome saltar del saco en más de una ocasión pues pensé que entraba directo por la puerta. Estoy cerca de uno de los lugares más hermosos de Turquía: la Capadocia. Si el hombre no la ha estropeado demasiado, es un lugar precioso por naturaleza. De allí a Ankara unos 7 días. Tal vez vuelva a ver a Nazli, la chica que me alojó en su casa en Adana, y a la que (aleluya¡¡¡) le han dado la visa para ir a Salamanca a estudiar español.
Como dice Luis Rosales, vivo "como el naúfrago metódico que contase las olas que le faltan para morir y la contase una vez y otra vez, para no equivocarse...", así voy yo, despacito, pensando hasta en respirar, porque lo que tengo es muy grande y no quiero perderlo.
Desde Turquía, día 1206, Paz y Bien, el biciclown.

I don?t have to run to take my kids to school, I don?t have an appointment at the hairdresser, I don?t have to drive around to park my car, I don?t have to go to the supermarket to do a big shopping, I am not meeting anyone at the gym..., at sun setting, I only have to find a place to sleep, imitating the birds looking for their nests. Five years already cycling (including South America), my world has no windows or doors, my responsibilities are to a minimum level. A bit of oil for the chain and air in my tyres, watching out for the cars, updating my web site, answering the mails of my friends... that is, BEING HAPPY: a great responsibility.
In Turkey my tent has become my best ally. Great views, not even the richest man can pay for them, the sun coming in the tent at 6 a.m, a natural alarm clock: the birds. I live in full contact with nature. Looking for a nice place to put up my tent is a real adventure: a path, an abandoned house, off the road, I just follow my nomad intuition.
I hardly visit petrol stations, I don?t like them, just to grab some coffee or tea. In Turkey tea and greetings go together. I drink 5 or 6 cups of tea a day. Locals invite me. The locals I have come across are really kind people and if it wasn?t for the language barrier, I would crack many more jokes and stay longer with them. Little by little, I am now learning numbers and to say THANK YOU (essential in any language). They even invite me to use internet connection for free. Nice people, no doubt.
When I left Cyprus I left two friends: Mustafá and Levent. I spent some days with them. Levent lived many years in Central Asia and there he learnt funny recipes cooked for me. They even came with me to take the ferry, Levent paid the taxes to leave the country. Another nice gesture of generosity. Mustafa, when saying good bye, said ?do not forget us?. I wouldn?t dare. I have in my mind and memory all those who have helped me and spent some time, even some minutes, with me. They are in my heart.
Today I have ?planted? my tent at more than 1200 metres, up in the mountains, surrounded by pine trees. Snowy mountains in the background. The wind blows outside. The night before was worse, next to the rail ways. More than 7 trains passed by last night making jump out of my sleeping bag, I thought they had run over me! I am near one of the most beautiful places in Turkey: Capadocia. Beautiful nature and landscape. In 7 days I will be in Ankara. I may meet again Nazli, the girl who put me up in Adana and who got a visa to go to Spain to study Spanish, great!
Luis Rosales says, I live like the ?methodic castaway, counting the waves to die and counting them once and again not to go wrong..?. this is my life, at a slow pace, thinking before breathing, because what I have is too huge and I want to enjoy every minute of it.
From Turkey, Day 1206, Peace and Well being, the biciclown.