jueves, 17 de enero de 2008

Cancion de amiga


Fecha: 17/01/2008
Lugar: Beirut-Libano


Nadie recuerda un invierno tan frío como este.
Las calles de la ciudad son láminas de hielo.
Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Las estrellas tan altas son destellos de hielo.
Helado está también mi corazón.
Pero no fue el invierno
Mi amiga, mi dulce amiga, aquella que me amaba, me dice
Que ha dejado de quererme.
No recuerdo un invierno tan frío como este. (Ángel González, poeta)

La primera vez que escuche estos versos fue en boca de mi gran amigo Mr. Imprevistos. Fue si no recuerdo mal en Dar es Salaam (Tanzania) en su segunda visita africana. Mi amigo declamó esos versos con la fuerza que le daban varios vasos de vino y con el sentimiento de, seguramente, haber experimentado ese frío alguna vez. Meses más tarde una jovencita me hizo sentir ese frío, recorriéndome toda la espina dorsal con macabra lentitud, y no lloré porque las lágrimas se esfumaban antes de asomarse.
Ahora que el poeta no volverá a escribir versos he vuelto a sentir ese frío. Mi amigo Mr. Imprevistos le había dedicado un busto, con habitación incluida, en su casa de Oviedo. Habían compartido juntos vinos, licores de malta y poesía. La silenciosa Sole ya me decía:
?es como un pajarillo, cualquier día se nos va??
Y se fue.
Pero Ángel González, igual que mi querido Luis Rosales, nunca se van. La muerte los afirma, lo enraiza, los engrandece. ´
Y de nuevo el frío volvió a visitarme estos días. Mi amigo Rafa va a perder a su hija de dos meses por una enfermedad, inusual e incurable. Nada se puede hacer, me dice. Son momentos de frío en un invierno, ya de por sí, helador. Hace más de cien años que no se sentía en estas latitudes un invierno tan crudo. Y hace mucho tiempo que un frío tan interior no me visitaba.
Para aislarme del frío externo he debido recurrir a Oxigeno, en Oviedo, que cuenta con un material excelente y una experiencia de más de 25 años en material de montaña. Para recibir el envío del nuevo material he recurrido a la Embajada española en Beirut. Ya en otras ocasiones, Angola y Mozambique, las Embajadas han colaborado conmigo permitiéndome el envío de algunas piezas o material de repuesto por medio de la llamada Valija Diplomática. Algo que supone para mí un ahorro de unos 300 euros por lo menos. Pero Beirut es diferente, es frío?
Llegué aquí el lunes por la tarde. Por correo electrónico había anticipado de mi llegada y de mis actividades culturales a la Embajada y al Instituto Cervantes, pero no recibí contestación. En el Cervantes no hay tiempo ahora de organizar nada y ni hay Director ni responsable de actividades culturales. Posiblemente si hubiera leído mi correo de Diciembre ahora sería más fácil. La Embajada me contestó al segundo mail, diciéndome que de usar la Valija de momento nada, y que la situación política en este país no está para payasadas. Afortunadamente no comparto ese punto de vista. Precisamente ahora que hay un clima de violencia, más sicológica que física, ahora que el país trata de descubrir su futuro, es tiempo de reírse, porque la risa relaja los músculos en tensión y es una probada terapia contra el stress. Pero yo no soy solo un payaso, también debo ser un organizador, un localizador de escenarios, un vendedor de sonrisas. Y eso no es fácil cuando hace tanto FRÍO.
El martes llegué a la Embajada. No pude entrechocar la mano de ningún español. Al igual que en esas películas americanas que muestran en las cárceles como el abogado habla, con un cristal de por medio, con su cliente por un teléfono, así tuve que contar quién soy y qué hago a una funcionaria (supongo que española) de la Embajada española en Beirut. ¿En qué mundo vivimos? El ser humano se puede acostumbrar a todo, pero yo he visto muchas Embajadas de mi país, he sido recibido por muchas personas y personalidades, y no recuerdo un ?invierno? tan frío como este.
Por el frío teléfono me comunicaron que no era posible ver en ese momento al responsable de actividades culturales. Que llamara otro día. Conseguí cita para dos días después. La entrevista duró escasos veinte minutos, menos de la mitad del tiempo que tardé en llegar en coche tras un hermoso atasco. De ella obtuve las siguientes conclusiones:
-la Embajada tiene fondos para organizar algunas actividades culturales, pero no parece tenga voluntad de hacer nada conmigo. Falta de tiempo, momento inoportuno...
-me facilitaron el teléfono y el mail de un español que trabaja en una Ong local. Tres días de espera para obtener un número de teléfono. También el email de la responsable de cooperación española, que no pudo asistir a la reunión.
-no puedo recibir mi material de invierno por la Valija Diplomática, aunque el propio embajador hará lo posible por intentarlo. Gracias a él y al Sr. Rebollo por sus gestiones..
Al terminar la infructuosa reunión, una pregunta heladora me vino de frente:
¿Qué más podemos hacer por ti?
Habiendo hecho nada, nada más puedo pedir. Si tras tres años de proyecto, cinco si incluímos Sudamérica, dos libros y dos dvds publicados, y miles de sonrisas y kilómetros a mis espaldas, no consigo arrancar ciertos favores que me permitan seguir manteniendo vivo este proyecto, es que no he avanzado mucho. Es que realmente me he equivocado de día, de ciudad, de estación...las estrellas tan altas son destellos de hielo
Curiosamente, el responsable de actividades culturales es además Primer secretario de la Embajada, y conoce bastante bien mi proyecto, pues él estaba en Mozambique destinado cuando yo pasé por allí y recibí la ayuda de Jaime Puyoles de la Agencia de Cooperación Española. En Mozambique fue la segunda, y última vez, que pude recibir unos repuestos por la Valija Diplomática.
Gracias a los contactos locales de las personas libanesas que me alojan estos días en su casa, he acudido esta mañana a organizar un espectáculo a un campo de refugiados palestino a veinte kilómetros de Beirut. Hemos quedado en ofrecer el show este domingo. Pero a la tarde he recibido la llamada de la responsable diciéndome que no tienen suficiente tiempo para organizarlo?; y eso que aún no actúo con leones ni hay que montar el trapecio, pero la ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Ante la imposibilidad de sacudirme de encima este frío interior que ha ocupado mi epidermis, sólo puedo pedir que mis amigos de Toursa envíen cuanto antes el material de invierno, para protegerme del frío exterior, e intentar desalojar cuanto antes los incomprensibles espíritus que merodean por Beirut, que hace que las calles de la ciudad sean láminas de hielo.

En Libano hay más de 18 grupos religiosos, que tratan de convivir. Un país que ha vivido más años de guerra que de paz, que es conocido como la Suiza de Medio Oriente. En cuyo centro comercial hay tiendas de Rolex o de Giorgio Armani a cuyas puertas aparcan los últimos modelos de BMW y Mercedes. Pero nadie camina, porque cerca se han instalado desde hace un año los radicales ocupando varios aparcamientos privados y montando sus tiendas sin que el Gobierno se sienta capacitado de expulsarlos, pues crearía más violencia.

Varios periodistas han sido asesinados por expresar sus deseos de un Líbano unido y tolerante. La economía aquí está dolarizada, y con un salario de 350 dólares al mes, pocos pueden subsistir. Para moverme por la ciudad debo emplear al menos cuatro dólares, cuando con ese dinero en otros países vecinos como Siria puedo comer como un rey. La electricidad se corta al menos ocho horas al día, obligando a los ciudadanos a pagar un generador y a comprar combustible. Las calles están llenas de militares y en cualquier esquina hay tanques. Nadie sabe qué va a ocurrir mañana. Es este uno de los países de naturaleza más hermosa. A una hora y quince minutos de la playa están las pistas de esquí, que se abren paso entre los cedros, el árbol nacional. El sábado, con mi amigo Bassam, tal vez pueda recorrer una de esas pistas, tratando de iniciar una nueva racha, con un poco de más buena suerte. Koga, la nueva bici, se ha sumado al festival de frío y me ha regalado el primer pinchazo tras casi tres mil kilómetros, y un buen susto. Debido a las terribles carreteras de este país, dos tornillos del portabultos traseros se han soltado. Afortunadamente iba despacio y pude repararlo sin problemas.

Este viernes a la noche me podeís escuchar en Radio Euskadi con el amigo Roge Blasco y el lunes de madrugada en Punto Radio, que vuelve a entrevistarme semanalmente. El programa de televisión infantil Comecaminos, me dedicará la semana del 11 al 17 de febrero como personaje destacado, y la productora Filmina sigue avanzando en la edición del documental del biciclown, del que podeis ver un adelanto en youtube, al tiempo que trabajan en el diseño de una nueva web.
En estos momentos de frío intenso tengo el gusto de leer un mail de alguien que me escribe por primera vez, y del que copio aquí una líneas, por si alguien leyendo este última hora siente también que el invierno es demasiado frío:
quería decirte que leyendo tu libro me he emocionado y me he reido. Es un poco típico y te lo dirá mucha gente, pero sin llegarte a conocer siento que eres una gran persona. Valoro mucho lo que estás haciendo y desde aquí te digo que ! Ánimo ! y que cuando encuentres gente en el mundo que te dan la espalda , tu sabes perfectamente que a la vuelta de la esquina te esperan personas tan buenas y tan agradables como tú. un abrazo y hasta siempre.