sábado, 24 de noviembre de 2007

Hacia Asia


Fecha: 24/11/2007
Lugar: El Cairo


Despacio, muy despacio, despacísimo. Como quien camina por la cuerda floja con los ojos vendados, midiendo cada paso con sumo celo, evitando gastar una energía inútil. Ahorrando hasta en el parpadeo. Así vivo estos días, o mejor dicho, estas últimas horas antes de partir hacia Asia. Como si el viaje empezara de nuevo, cuando en realidad, nunca ha terminado.
El dos de agosto entraba en las caóticas avenidas de El Cairo. Durante más de tres horas deambulé por sus calles buscando un lugar donde descansar. Lo encontré en un hotel de 2 euros la noche. Un cuarto compartido con un pakistaní y un español de los de ?ya te escribiré?. ¿Para qué la gente dirá cosas que no siente? Semanas más tarde encontré un hueco en casa de Pepa. Ella ni siquiera estaba. Cuando regresó, un mes después, ya no había sitio para mí, así que de nuevo a buscar hotel. Esta vez tuve la fortuna de compartir habitación con dos ciclistas suizos que venían de Tanzania.
Por fin pude encontrar un lugar donde refugiarme y comenzar la escritura del libro. Un sitio tranquilo, amplio, luminoso, en el que poder ir leyendo los más de trece diarios de viaje africanos, los mapas, los papeles con notas al margen?A las mañanas iba a la Universidad Americana, para documentarme sobre el continente que acababa de recorrer en bici durante casi tres años. Leyendo descubrí datos sorprendentes con los que endulzar mi escritura. Puedo decir que he tardado tres años en escribir el libro.Ha sido el tiempo que he pasado en África recopilando experiencias, incluido los últimos tres meses donde las he reunido en el papel.

Un libro así se escribe una vez en la vida. Y, cosas del destino, será un gran libro. Lo se, igual que uno puede saber que va a llover cuando el aire caliente del desierto forma remolinos de arena, igual que uno sabe que mañana tendrá un resfriado porque hoy le pica la garganta. Lo se. Y será un gran libro porque me han ayudado dos personas. Una Marcos Cruz, que trascribía las entrevistas que el año pasado me hacía Punto Radio, en su web. Él ha corregido el estilo y la puntuación del libro con un trabajo muy profesional, que le ha mantenido despierto un par de madrugadas. Y la otra persona ha sido Victor Merino, el diseñador del anterior libro, que ha venido a El Cairo para hacer, en principio, el diseño de este libro. Pero luego se ha liado la manta a la cabeza y se ha metido también con la maquetación. Un trabajo soso y aburrido como pelar patatas. Solo paró de currar para descansar de la gastroenteritis que agarró por un zumo de mango con sabor extraño (mira que te avisé!!!!, jejejeje). Bike Tech ha colaborado en los costes de la edición, y por eso me he animado a tirar 3.000 ejemplares. También porque la Imprenta Narcea me ha hecho un muy buen precio. Y por supuesto porque tengo una fe terrible en mi trabajo. Antes de que empiece a andar se que llegará lejos. Y aunque no me considero un escritor, como tampoco un fotógrafo, el año que viene saldrá también un libro exclusivamente de fotos de África. Miles de fotos de las que Koos Kroon rescatará exclusivamente las mejores.
Y adelanto que el año que viene saldrá a la pequeña pantalla un documental grabado en El Cairo por la productora Filmina, de Barcelona. Los planes son grabar un documental cada año. Los mongoles ya están localizando exteriores para el verano del 2008 en las tierras de Khengis Khan.

Así es que los cuatro meses en esta gran urbe de casi veinte millones de personas se me han pasado volando. Llegué con un terrible calor y me marcho con gran frío. Vine a lomos de Kova y me largo sobre otra montura de marca Koga. Curioso el destino que ha cambiado la ?v? por la ?g?. Una máquina, me atrevo a anticipar, perfecta para viajar. Con el mejor material del mercado que, en España, sólo distribuye Bike Tech. Su dueño Koos Kroon ha decidido apostar fuerte por este proyecto.

El payaso ha salido a escena. Digamos que lo que le han dejado. Si hace años me dicen que ofreciendo un espectáculo gratuito alguien no lo iba a aceptar no me lo creería. Pero en El Cairo he sobrepasado mis límites de incredulidad. Las únicas instituiciones españoles que me han apoyado han sido el Instituto Cervantes y la Agencia EFE. El primero organizo una exitosa charla el pasado domingo, que ha tenido amplia repercusión en prensa y televisión.

La agencia de noticias me ha hecho un par de entrevistas, la última con olor a pescado, pues mientras respondía a las demandas del jefe, Javier, degustaba el sushi cortesía del navarrico director.
He tenido el gusto de recibir las visitas de varios amigos estos cuatro meses cariotas. La última la de Rafa, gerente de Saga, muy interesado en patrocinarme pero sin concretar números. Pero bueno, si el patrocino consiste en una visita cada tres años lo consideraré.

Con cuarenta años y el pelo más blanco que ayer y menos que mañana, me considero un privilegiado. Apoyado por los que quieren, arropado por un montón de amigos, que el camino me va regalando. Un camino siempre incierto, pero siempre generoso. El lunes no se donde dormiré. El martes tampoco, pero el 24 de diciembre sí. Debe ser en Ammam (Jordania) porque el Portu viene de nuevo a visitarme. Antes me encontraré con todo un personaje: Daisuke. Un japonés que salió, hace creo diez años, de su país para ver el mundo desde la bici. Ha entrado en 101 países y charlaremos a orillas del Canal de Suez. Un hombre que, de haberle visto hace cinco años, me hubiera muerto de envidia. Pero no ahora, cuando mi horizonte es infinito y soy dueño de mis amaneceres. No ahora que he descubierto que no hay más límite que la mediocridad.
A partir de ahora estaré de nuevo localizable, además vía email, en el teléfono satelital número +88216 5016 0770. Desde El Cairo, día 1.101, Paz y Bien, el biciclown.